Fotografía: Sputnik
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La tierra volvió a estremecerse en Cuba este domingo 10 de noviembre con un sismo de magnitud 6.8, reportado por el Centro Alemán de Investigación en Geociencias (GFZ). El fenómeno tuvo su epicentro a 40 kilómetros al sur de Bartolomé Masó, en la provincia de Granma, y se registró a una profundidad de 23.5 kilómetros, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.

Impacto y reacción de la población

El temblor, perceptible en toda la zona oriental, movilizó a los habitantes de ciudades como Santiago de Cuba, Guantánamo y Holguín, donde se sintió con mayor intensidad. En Santiago, Yolanda Tabío, una residente de 76 años, describió el momento como alarmante: “Había que ver cómo se movía todo, las paredes, todo”. A pesar de su nerviosismo, reportó que no se registraron daños entre sus conocidos.

Aunque no hubo informes inmediatos de daños significativos o heridos, el evento generó temor entre los cubanos, ya golpeados por semanas de desastres naturales, incluidos huracanes y apagones.

Contexto sísmico y geológico

El oriente de Cuba, atravesado por la falla geológica Oriente, es una de las zonas con mayor actividad sísmica en la isla. En 2023, el Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (Cenais) registró 7 mil 475 sismos en el país, de los cuales solo 14 fueron perceptibles. El último evento significativo en la región ocurrió el pasado 17 de octubre con una magnitud de 5.1 grados.

La falla Oriente, responsable del 70% de los movimientos telúricos en Cuba, recorre la costa sureste y conecta con otras fallas activas en el Caribe. Históricamente, el terremoto más devastador de la isla ocurrió en 1932, con una magnitud de 6.7 grados, dejando un saldo de 13 muertos y cerca de 2 mil heridos.

Alivio ante la ausencia de tsunami

A pesar de la magnitud del movimiento, el Centro Nacional de Alerta de Tsunamis de Estados Unidos descartó cualquier amenaza de tsunami para la región.

Resiliencia ante la adversidad

Este nuevo evento sísmico se suma a los desafíos recientes en Cuba, como los ciclones Óscar y Rafael, que dejaron devastación en diversas zonas de la isla. En particular, Guantánamo sufrió graves daños en viviendas y agricultura tras el paso de Óscar, con un saldo de ocho fallecidos.

La capacidad de los cubanos para sobreponerse a estas adversidades continúa siendo puesta a prueba, mientras el país sigue enfrentando los embates de la naturaleza y las tensiones geológicas de la región.


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