La ignorancia y la superstición volvieron a cobrar factura en Linares, Nuevo León, donde habitantes de la localidad amarraron a dos lechuzas en la plaza principal, convencidos de que eran brujas.
Este acto de crueldad animal ha desatado indignación en redes sociales y entre activistas defensores de la fauna silvestre. Afortunadamente, elementos de Protección Civil intervinieron a tiempo para liberar a las aves, que, además de ser inocentes, desempeñan un papel vital en el ecosistema al controlar plagas.
El hecho ha encendido las alarmas sobre la necesidad de educar a la población y erradicar creencias arcaicas que ponen en peligro la vida de animales indefensos. Organizaciones ambientalistas han exigido a las autoridades locales tomar medidas firmes para prevenir este tipo de actos barbáricos y sancionar a los responsables.
La protección de la fauna no es un capricho, es una obligación moral y legal. ¡Basta de violencia contra los animales!