Veracruz, 2 de mayo de 2025 – Falleció este viernes Fidel Herrera Beltrán, exgobernador priista de Veracruz (2004-2010), una figura política que durante años fue sinónimo de poder absoluto, escándalos de corrupción y señalamientos por presuntos vínculos con el crimen organizado.
La noticia fue confirmada por su hijo, el diputado federal Javier Herrera Borunda, quien en redes sociales lo recordó como “un ejemplo de lucha incansable y amor profundo”. Sin embargo, la memoria pública sobre Herrera está marcada por denuncias documentadas de desvío de recursos, represión contra periodistas y opositores, y acusaciones de haber permitido —cuando no facilitado— la expansión del Cártel de Los Zetas en territorio veracruzano.
Durante su mandato, Veracruz vivió una ola de violencia y silenciamiento mediático sin precedentes. Casos como el de la periodista Regina Martínez —quien fue asesinada en 2012 tras documentar corrupción en su gobierno— siguen siendo una herida abierta en la historia del estado.
A Herrera se le atribuyen frases que describen su estilo autoritario de ejercer el poder. Una de las más recordadas:
“Estoy ahorita en plenitud del pinche poder; tengo el gobierno en la mano”, resume la arrogancia que caracterizó su administración.
En sus últimos años, el exmandatario enfrentó también investigaciones por la compra de medicamentos oncológicos falsos y fue vinculado a múltiples redes de desfalco público. Aunque nunca fue formalmente sentenciado, su nombre quedó asociado a una de las etapas más oscuras de la política veracruzana.
Hoy, tras su muerte, queda una figura que genera pocos consensos: para algunos, un operador político eficaz; para muchos otros, el símbolo de un sistema podrido que dejó cicatrices imborrables.