Lo que parecía un intento de conciliación terminó en una contradicción evidente. Apenas unas horas después de que Miguel Ángel Yunes Márquez anunciara que retiraba su solicitud de afiliación a Morena, la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia del partido emitió un comunicado para informar que, en realidad, su registro no había sido admitido por incumplir los estatutos internos.
El documento señala que Yunes Márquez mantiene una militancia activa en el PAN, conforme a los registros del INE, y que él mismo ha manifestado públicamente su desacuerdo con su expulsión de dicho partido, asegurando incluso que impugnaría la decisión. Bajo este argumento, Morena determinó que no podía aceptarlo como militante, basándose en los artículos 4° y 6° de sus estatutos, que prohíben la adhesión de personas que aún formen parte de otros partidos.
Sin embargo, la versión oficial del partido llega con evidente retraso. Horas antes, Yunes Márquez ya había publicado una carta dirigida a la dirigencia de Morena en la que anunciaba su decisión de no afiliarse. En su mensaje, aseguró que su intención nunca fue generar división dentro del movimiento y que, pese a no ser militante formal, continuará apoyando el proyecto de Claudia Sheinbaum y manteniéndose en la bancada de Morena en el Senado.
La reacción del partido ha generado dudas sobre la verdadera intención de su comunicado. ¿Morena realmente rechazó a Yunes o simplemente quiso adelantarse para evitar el golpe mediático de su decisión de retirarse? Sea como sea, lo que queda claro es que la relación entre el exalcalde de Boca del Río y su nuevo grupo político arranca con más contradicciones que certezas.