París, 4 de diciembre de 2024 – La crisis política en Francia se intensificó este miércoles cuando la Asamblea Nacional aprobó por 331 votos a favor la moción de censura contra el gobierno del primer ministro Michel Barnier, destituyéndolo tras menos de 100 días en el cargo. La votación superó ampliamente la mayoría requerida de 288 votos, destacando el apoyo de los diputados de izquierda y extrema derecha, que unieron fuerzas en contra de la administración de Barnier.
La moción también implicó el rechazo a los presupuestos del gobierno para 2025, que contemplaban un ajuste en el gasto público y un aumento temporal de impuestos para las grandes empresas, medidas que no fueron bien recibidas por varios sectores de la sociedad.
Aunque esta decisión no afecta al presidente Emmanuel Macron, cuya presidencia finalizará en 2027, se considera un fuerte golpe a su autoridad, especialmente luego de que en septiembre nombrara a Barnier como primer ministro con el objetivo de garantizar “estabilidad” al gobierno. Esta nueva crisis agrava aún más el panorama político y económico del país, en un momento en que la deuda y el déficit continúan siendo problemas clave para Francia.
Reacciones políticas:
El líder de la coalición de izquierdas, Éric Coquerel, celebró la censura como una señal del “fin de un mandato”, sugiriendo que este evento marca el fin de la era de Macron en el poder. Marine Le Pen, líder de la ultraderecha, no pidió directamente la dimisión de Macron, pero lo instó a reflexionar sobre si puede seguir en el cargo, dado el “repudio popular masivo” que enfrenta su gobierno.
Aunque la moción de censura fue dirigida contra Barnier, su caída refuerza las críticas hacia Macron, quien se ve debilitado en un contexto de inestabilidad política y social. La crisis también llega en un momento de tensión social, con huelgas y movilizaciones, como la prevista para este jueves por los funcionarios públicos y los agricultores.
El destino de Barnier:
El gobierno de Barnier pasa a la historia como el más breve de la Quinta República de Francia, que comenzó en 1958, y el segundo en caer en menos de un año. A pesar de haberse opuesto inicialmente a la moción de censura, Le Pen finalmente apoyó la destitución de Barnier, especialmente después de que este se negara a revisar el retraso de la revalorización de pensiones en su presupuesto.
El futuro de la política francesa ahora parece incierto. Aunque Macron no puede convocar nuevas elecciones legislativas hasta julio, se espera que pronto nombre a un nuevo primer ministro. Este cambio puede ser crucial, ya que la Asamblea Nacional se encuentra dividida en tres bloques irreconciliables: izquierda, centroderecha y extrema derecha.
La estabilidad de la Unión Europea podría verse afectada por estos sucesos, especialmente en un contexto de creciente incertidumbre política, tanto en Francia como en otros países de la región.