Fotografía: C4 Jiménez
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Fernando González Núñez, alias “La Flaca”, no solo era el jefe de plaza del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en San Juan del Río, Querétaro, sino también el objetivo principal de una violenta emboscada que dejó 10 muertos en el bar Los Cantaritos.

El ataque, perpetrado por sicarios del Cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL), marcó un nuevo capítulo sangriento en la guerra por el control del territorio. “La Flaca”, conocido por su vida ostentosa en redes sociales, donde se exhibía con armas de fuego y chalecos tácticos del CJNG, fue identificado entre las víctimas junto con dos de sus escoltas.

A pesar de haber sido detenido en al menos dos ocasiones este año por portación de armas, González Núñez salió en libertad y volvió a operar con fuerza. En agosto, incluso lanzó un reclutamiento masivo de sicarios, ofreciendo sueldos semanales a quienes supieran manejar armas de fuego.

La masacre, ocurrida en pleno centro de Querétaro, fue una muestra de la brutalidad con la que los cárteles defienden sus intereses. Autoridades federales señalan que la disputa entre el CJNG y el CSRL por el robo de hidrocarburos (huachicol) escaló a niveles alarmantes con este ataque.

Mientras la Fiscalía de Querétaro sigue investigando, el asesinato de “La Flaca” expone la creciente vulnerabilidad de la región ante el crimen organizado. ¿Hasta dónde llegará esta guerra?


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