Fotografía: Luisa María Alcalde, dirigente nacional de Morena y Jorge Romero Herrera, dirigente nacional del PAN
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El relevo en la dirigencia del PAN no pudo haber comenzado con mayor tensión. Jorge Romero Herrera, nuevo líder nacional del partido, lanzó un ultimátum al Gobierno Federal, desatando la furia de su contraparte en Morena, Luisa María Alcalde. Con un mensaje contundente, Alcalde no solo lo calificó de “arrogante”, sino que lo instó a rendir cuentas por su presunta participación en el “cártel inmobiliario” y en casos de corrupción señalados incluso por el expresidente Felipe Calderón.

“Ni la ínfima participación de los panistas en su elección lo ubican en la realidad”, escribió Alcalde en redes sociales, dejando claro que, para Morena, Romero Herrera tiene asuntos pendientes antes de erigirse como una voz crítica del Gobierno.

La respuesta del dirigente panista no se hizo esperar. Con un tono desafiante, Romero no solo negó los señalamientos, sino que contraatacó con una invitación:

¿Qué te parece si tú y yo debatimos pública y frecuentemente para hablar de cómo va el país?”.

Su mensaje apunta a un enfrentamiento frontal, directo y constante, planteando el diálogo como campo de batalla político.

Este cruce de declaraciones marca el inicio de una relación explosiva entre los líderes de las dos principales fuerzas políticas del país. Con las elecciones de 2024 a la vista, ambos parecen dispuestos a elevar el tono y utilizar cada oportunidad para marcar sus posturas frente a la opinión pública .

¿Se dará el debate que Romero propone? ¿Responderá Alcalde al reto o mantendrá su ofensiva desde otros frentes? Lo que es seguro es que esta disputa será una de las más intensas de los próximos meses en el panorama político nacional.


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