En un emotivo acto, la jefa de Gobierno Clara Brugada Molina entregó las Llaves de la Ciudad de México a la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, reconociéndola como huésped distinguida por su incansable lucha por la justicia social, la equidad y los derechos de los pueblos históricamente excluidos.
La Ciudad de México abrió su corazón a la esperanza afrodescendiente. En el marco del aniversario luctuoso de Emiliano Zapata, la jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, entregó este 10 de abril las Llaves de la Ciudad a la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez Mina, en reconocimiento a su lucha por los derechos humanos, la justicia social y la reivindicación de los pueblos históricamente marginados.
“La Ciudad de México es su casa y usted tiene la llave”, expresó Brugada en una ceremonia cargada de simbolismo y emoción, ante representantes del Congreso local, el Tribunal Superior de Justicia, senadoras, alcaldes y medios de comunicación. En su mensaje, la mandataria capitalina destacó que la entrega de esta distinción es un acto de hermandad entre México y Colombia, “unidos por historia, cultura y la utopía de un mundo donde la justicia se haga costumbre”.
Clara Brugada exaltó el origen de Márquez en La Toma, Cauca, una tierra marcada por la resistencia afrocolombiana, así como su lucha incansable desde las bases comunitarias para convertirse en la primera vicepresidenta afrodescendiente de Colombia. Al entregarle las llaves, Brugada destacó su simbolismo al representar al ajolote, deidad prehispánica Xólotl, símbolo de transformación, regeneración y esperanza.
En su intervención, Francia Márquez agradeció la distinción con humildad y emoción. “Este reconocimiento no es a Francia Márquez, es a mis abuelas, a mis ancestras y a mi pueblo”, dijo. Reafirmó su compromiso con las causas sociales que impulsa desde la vicepresidencia, entre ellas el Ministerio de la Igualdad, el Sistema Nacional de Cuidado y la Comisión de Reparaciones Históricas en Colombia.
“México nos inspira. La presidenta Sheinbaum nos inspira. Desde Colombia estamos caminando sus pasos”, expresó Márquez, invitando a América Latina y al mundo a construir una “civilización del cuidado” que permita sanar el tejido social herido por siglos de exclusión y violencia.
La ceremonia concluyó entre aplausos y abrazos, dejando claro que la Ciudad de México no sólo honra a una lideresa, sino a un símbolo viviente de lucha, dignidad y esperanza para toda América Latina.