Fotografía: Del cautiverio a la celebración: San Patricio transformó Irlanda y el mundo se unió a la fiesta
Compartir

Dublín, 17 de marzo de 2025 – Cada 17 de marzo, el mundo se tiñe de verde para celebrar el Día de San Patricio, una festividad que honra al santo patrón de Irlanda y que ha trascendido fronteras, convirtiéndose en un fenómeno cultural lleno de desfiles, música y tréboles. Pero detrás de la cerveza verde y los duendes, hay una historia fascinante que combina fe, resistencia y la fuerza de la diáspora irlandesa.

San Patricio, cuyo nombre real era Maewyn Succat, no nació en la «Isla Esmeralda», sino en algún punto de la Gran Bretaña romana, hacia el año 385. A los 16 años, su vida dio un giro inesperado: fue capturado por piratas y llevado a Irlanda como esclavo. Durante seis años, trabajó como pastor en las colinas, un tiempo que forjó su devoción cristiana. Una visión divina lo guió a escapar y, tras regresar a casa, decidió dedicar su vida a la fe. Ordenado obispo, volvió a Irlanda en 432 con una misión clara: convertir a los celtas paganos al cristianismo.

Patricio no solo predicó; también innovó. Usó el trébol, abundante en los campos irlandeses, para ilustrar el concepto de la Trinidad, un gesto que lo convirtió en leyenda. Murió un 17 de marzo, probablemente en 461, y desde entonces, esa fecha marcó el inicio de una conmemoración que, en sus orígenes, era solemne y religiosa.

Sin embargo, el Día de San Patricio que conocemos hoy tiene raíces más recientes y globales. En el siglo XVIII, los inmigrantes irlandeses en Estados Unidos transformaron la fecha en una celebración de su identidad. El primer desfile se registró en Nueva York en 1762, liderado por soldados irlandeses, y desde ahí creció hasta incluir símbolos como el verde —color de Irlanda— y los leprechauns, figuras del folclore celta. En Irlanda, la fiesta adoptó este tono festivo mucho después, en el siglo XX, inspirada por sus compatriotas al otro lado del Atlántico.

Hoy, ciudades como Dublín vibran con festivales que atraen a miles de turistas. Desfiles con carrozas, danzas tradicionales y música celta llenan las calles, mientras que en redes sociales el hashtag #StPatricksDay se inunda de fotos con sombreros verdes y pintas espumosas. Incluso monumentos globales, desde el Coliseo hasta la Ópera de Sídney, se iluminan de verde en solidaridad.

Pero no todo es fiesta: algunos recuerdan que el verdadero Patricio fue un hombre de fe, no de excesos. “Es curioso cómo una figura religiosa se convirtió en sinónimo de celebración secular”, comenta Aisling Murphy, historiadora de la Universidad de Galway. “Es un testimonio de cómo las culturas se reinventan”.

Con más de 70 millones de personas reclamando herencia irlandesa en el mundo, el Día de San Patricio no solo celebra a un santo, sino también la resiliencia de un pueblo que llevó su legado a cada rincón del planeta. Así, entre tréboles y arcoíris, el 17 de marzo sigue siendo un día para reflexionar, celebrar y, por qué no, brindar con un toque de verde.


Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *