Los rusos se agolparon frente a las casillas electorales el domingo al mediodía, en el último día de unas elecciones presidenciales, aparentemente atendiendo a un llamado de la oposición a protestar contra el presidente Vladímir Putin en una votación que no les ofreció alternativas reales después de que él reprimió despiadadamente a la oposición.
Poco después de que cerraron los últimos centros de votación en Rusia, los primeros resultados indicaban lo que todo el mundo anticipaba: que Putin extendería su mandato de casi un cuarto de siglo por otros seis años. Según la Comisión Electoral Central de Rusia, tenía casi el 87% de los votos luego de que ya se habían computado los resultados casi el 80% de los distritos electorales.
Los resultados iniciales —que Putin elogió como un indicio de “confianza” y “esperanza” en él— son otro reflejo de la naturaleza predeterminada de los comicios. El gobernante ruso sólo enfrentó competencia de parte de tres rivales simbólicos y cualquier crítica pública hacia él o a la guerra en Ucrania fue sofocada.
El enemigo político más acérrimo de Putin, Alexei Navalny, murió en una prisión del Ártico el mes pasado, y otros críticos están en prisión o en el exilio. En forma inusual, el mandatario se refirió a Navalny por su nombre en una conferencia de prensa después del cierre de las casillas. Y dijo que le informaron la idea de sacar de prisión al líder opositor, días antes de que muriera. Putin dijo que estuvo de acuerdo con ello, a condición de que Navalny no volviera a Rusia.
Más allá del hecho de que los votantes prácticamente no tenían otra elección, los observadores electorales independientes se vieron sumamente limitados.
Mientras las personas se presentaban el domingo a votar, las autoridades rusas dijeron que Ucrania lanzó una nueva ola de ataques masivos contra Rusia, los cuales cobraron dos vidas.
En un ambiente electoral sumamente controlado y sin mucho margen de maniobra para una protesta real, los allegados de Navalny instaron a aquellos descontentos con Putin o con la guerra a protestar acudiendo a las urnas el domingo al mediodía, y las filas frente a varios centros de votación, tanto en Rusia como en sus embajadas en todo el mundo, parecieron aumentar en ese momento.
Entre los que atendieron el llamado se encontraba Yulia Navalnaya, la viuda de Navalny, quien se formó en una larga fila en la embajada rusa en Berlín mientras algunos presentes aplaudían y coreaban su nombre.
Pasó más de cinco horas en la fila, y luego de emitir su voto les dijo a los periodistas que escribió el nombre de su difunto esposo en la boleta.
Cuando se le preguntó si tenía un mensaje para Putin, Navalnaya respondió: “Por favor, dejen de pedir mensajes míos o de alguien para el señor Putin. No podría haber negociaciones ni nada con el señor Putin, porque es un asesino, es un gángster”.
Pero Putin hizo caso omiso de la efectividad de la aparente protesta.
“Hubo exhortaciones para acudir a votar al mediodía. Y se suponía que esto sería una manifestación de la oposición. Bueno, si hubo llamados para acudir a votar, entonces… yo lo elogio”, declaró en su conferencia de prensa.
Algunos rusos que aguardaban para votar en Moscú y San Petersburgo dijeron a The Associated Press que estaban participando en la protesta, pero no fue posible confirmar si todos los que estaban en la fila lo estaban haciendo.
Una mujer en Moscú, que dijo llamarse Yulia, le dijo a la AP que estaba votando por primera vez.
“Incluso si mi voto no cambia nada, mi conciencia estará tranquila… por el futuro que quiero ver para nuestro país”, dijo. Ella, al igual que otros, no dio su nombre completo por motivos de seguridad.
Otro votante de Moscú, quien también se identificó sólo por su nombre de pila, Vadim, dijo que esperaba un cambio, pero añadió que “desafortunadamente, es improbable”.
En tanto, simpatizantes de Navalny visitaron su tumba en Moscú, algunos de ellos llevando consigo papeletas con su nombre escrito en ellas.
Meduza, el medio noticioso independiente más importante de Rusia, publicó imágenes de boletas que recibió de sus lectores, una de ellas con la leyenda “asesino” y otra con la de “ladrón”, mientras que una de las papeletas tenía escrita la frase: ”La Haya te espera”. Esta última en referencia a una orden de arresto emitida contra Putin por parte de la Corte Penal Internacional, que lo acusa por ser personalmente responsable de secuestros de niños de Ucrania.
Tras el cierre de las urnas, Putin dijo que las protestas no tuvieron efecto alguno y que cualquier delito sería castigado.
Algunas personas declararon a la AP que estaban felices de votar por Putin, algo que no sorprende en un país en el que la prensa independiente ha sido sofocada, la televisión estatal transmite en todo momento elogios al presidente ruso y expresar cualquier otra opinión resulta arriesgado.
AP