Fotografía: Aunque el incidente fue controlado sin heridos, desató el pánico al recordar el fatal accidente en el Puente de la Concordia.
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El terror se apoderó de la alcaldía Iztapalapa la tarde de ayer, cuando una nube blanca de gas escapó de una pipa accidentada sobre Avenida Tláhuac, en la colonia Santa Anita Poniente. El estallido de un neumático fue el detonante para que el conductor de la unidad, perteneciente a la empresa Mexicana de Gas —filial de Grupo Tomza—, perdiera el control y chocara contra un muro perimetral de la Línea 12 del Metro, a pocos metros de una gasolinera.

El impacto provocó una fuga inmediata en una de las mangueras de la pipa, que transportaba un 7% de su capacidad. La visión de la densa nube de gas generó pánico entre peatones y automovilistas, quienes revivieron la reciente tragedia del 10 de septiembre en el bajo puente de La Concordia, donde un accidente similar de la misma compañía cobró la vida de más de 30 personas.

En un acto de notable valentía, los empleados de la gasolinera cercana aplicaron de inmediato los protocolos de seguridad. Sin esperar a las autoridades, cerraron la circulación, alejaron a los curiosos y, utilizando extintores, crearon una barrera de contención mientras pedían a los conductores apagar sus vehículos para minimizar el riesgo de una explosión.

«No dudé en poner en riesgo mi vida, porque al hacerlo salvé a muchas otras personas», declaró uno de los trabajadores a los medios presentes.

Rápida movilización evitó una catástrofe

La respuesta de los servicios de emergencia fue inmediata. Elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), el Heroico Cuerpo de Bomberos de la CDMX y personal de Protección Civil acordonaron la zona y evacuaron viviendas y comercios aledaños como medida de precaución.

Los bomberos trabajaron con celeridad para controlar la situación. Realizaron una descarga controlada del gas remanente en la línea de abastecimiento y cerraron la válvula de emergencia del tanque, neutralizando cualquier peligro de ignición. Tras controlar la fuga, el personal Táctico Operativo aseguró el perímetro para el retiro de la unidad.

El conductor de la pipa fue atendido en el lugar por paramédicos debido a una severa crisis nerviosa, pero no requirió traslado hospitalario. Las autoridades confirmaron que no se registraron personas lesionadas.

Un patrón que enciende las alarmas

Este incidente no es un hecho aislado. Se trata del segundo percance de una pipa de Grupo Tomza en la Ciudad de México en menos de una semana, tras una falla mecánica que provocó otra fuga el pasado jueves 2 de octubre en Circuito Interior.

El patrón de accidentes ha puesto en el centro del debate la supervisión y el mantenimiento de las unidades de este conglomerado gasero. Especialistas en gestión de riesgos consultados urgieron a la Comisión Reguladora de Energía (CRE) a realizar una revisión inmediata de los protocolos de seguridad de la empresa.

«No se trata de accidentes aislados, sino de un patrón preocupante. Es necesario que el gobierno intervenga de manera decidida para garantizar el cumplimiento de los estándares», señalaron fuentes del sector energético.

Hasta el cierre de esta edición, ni Grupo Tomza ni su filial Mexicana de Gas habían emitido una postura oficial sobre el accidente que, por fortuna, ayer solo quedó en un susto y en la amarga memoria de una herida que aún no cierra.


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