Fotografía: Ayotzinapa, Gaza, desaparecidos: el eco del 2 de octubre del 68.
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La frase ¡El 2 de octubre no se olvida! Es conocida y obligada como triste recuerdo por lo que pasó en México con el movimiento estudiantil en 1968. Este día se alista una mega marcha en la Ciudad de México al cumplirse 57 años de aquel trágico suceso y las calles de la capital se llenarán de voces que exigen justicia y memoria.Esta marcha está programada a las 16:00 horas desde la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, confirmó el Comité 68 Pro Libertades Democráticas que organiza esta movilización.

Este año, no solo se recordará a las víctimas de 1968, sino que también alzarán la voz por varias causas. Las principales demandas incluyen: Justicia por el caso Ayotzinapa: Tras 11 años de la desaparición de 43 estudiantes, se exige que el gobierno tome acciones concretas para esclarecer: Alto al genocidio en Gaza: La movilización también se unirá al llamado por la paz y la justicia en el contexto del conflicto en Gaza, que ha dejado más de 60 mil muertos desde 2023. Soluciones ante la crisis de desaparecidos en México: Se busca visibilizar el dolor de las familias que enfrentan la desaparición de sus seres queridos. También se espera que varios colectivos se concentren horas antes del inicio de la marcha del 2 de octubre en puntos cercanos a la Plaza de las Tres Culturas. Por ejemplo, en el Metro Tlatelolco se reunirá el Conservatorio Nacional de Música y la Brigada Silvestre Revueltas a partir de las 15:00 horas.
La ruta de la mega marcha seguirá el camino que conecta dos lugares emblemáticos: la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco y el Zócalo de la Ciudad de México.

LAS VOCES NO SE APAGAN

Ahora, cada 2 de octubre, se escuchan las voces juveniles de todas las escuelas, instituciones, universidades y movimientos de la sociedad civil, quienes marchan exigiendo la libre expresión, la educación y derechos. Después de este episodio se abrió paso a otros movimientos sociales como el feminismo y el magisterial. Aquella fatídica fecha, fuerzas del ejército mexicano arremetieron contra una manifestación pública organizada por el movimiento estudiantil de ese año. La llamada “noche de Tlatelolco”, ha sido objeto de discursos políticos, procesos legales, inspiración de manifestaciones artísticas, modificación de la memoria y, por supuesto, debates históricos. Con el transcurrir de los años, el 2 de octubre pasó de ser una tímida denuncia, que eventualmente encontró canales de reclamo más fuertes, se transformó en símbolo de la lucha de la democracia, y muchos otros temas que quizás los estudiantes del 68 ni se imaginaban, fue apropiado como discurso de los partidos políticos de oposición al PRI y, finalmente, se oficializó en el siglo XXI. Hoy, las paredes del Congreso de la Unión llevan, con letras de oro, la inscripción “Al movimiento estudiantil de 1968”.

MURIERON 300: CNDH

De acuerdo con la versión de la Comisión Nacional de Derechos Humanos el 2 de octubre de 1968, en la Ciudad de México, ocurrió una terrible matanza en Tlatelolco, en la Plaza de las Tres Culturas, donde más de 300 personas fueron acribilladas. Esta fue la culminación de varios delitos que podrían considerarse de lesa humanidad, los cuales fueron perpetrados por el gobierno de México en contra del movimiento social estudiantil. El año de 1968 se caracterizó por las detenciones masivas, arbitrarias e ilegales, así como por la planificación detallada y el alto grado de entrenamiento de las fuerzas represivas que participaron en los hechos. Así lo han calificado los sobrevivientes de ese movimiento, quienes exigen que a los responsables se les juzgue por el acto de genocidio.

Quedó establecido que la masacre del 2 de octubre fue cometida por el Ejército Mexicano y el grupo paramilitar Batallón Olimpia en contra de una manifestación pacífica. Inicialmente, la presencia de este batallón en el lugar de los hechos fue negada por el presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), quien encubrió a ese grupo con el argumento de que su función era custodiar las instalaciones para los Juegos Olímpicos. Sin embargo, actualmente se conoce la verdad gracias a diversas investigaciones y testimonios: aquel día, el ejército y el Batallón Olimpia, identificados por portar un guante blanco, pusieron en marcha la “Operación Galeana” con el fin de detener a los miembros del Consejo Nacional de Huelga (CNH), órgano creado el 2 de agosto de 1968 por miembros de las escuelas en huelga, especialmente por estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional, El Colegio de México, la Escuela de Agricultura de Chapingo, la Universidad Iberoamericana, la Universidad La Salle (México), Escuela Normal de Maestros, Escuela Nacional de Antropología e Historia y otras universidades del interior de la República. Los intentos de someter al CNH derivaron en la sangrienta represión al movimiento de protesta que por meses había resistido y cuestionado las políticas y medidas sociales y económicas del Estado, además de reclamar más democracia.

El movimiento estudiantil de 1968 fue también de carácter social. A la participación de estudiantes universitarios, de preparatorias y vocacionales, entre otros, se unieron profesores, obreros, amas de casa, sindicatos e intelectuales tanto de la Ciudad de México como del interior del país. Los terribles hechos ocurridos en Tlatelolco opacaron la política oficial de promoción internacional de nuestro país a través de la celebración de actividades relacionadas con el deporte universal, pues por primera vez en la historia una ciudad latinoamericana sería la encargada de organizar el acontecimiento deportivo más importante del mundo, los Juegos Olímpicos. En contraste, esa época es recordada como La Matanza de Tlatelolco del 2 de octubre de 1968. Aquel día, miles de personas se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas, donde arribó también el ejército con el pretexto de vigilar la seguridad ante el temor de una disputa. Los miembros del Batallón Olimpia, para no ser detectados, vistieron de civiles y portaron un guante o pañuelo blanco en la mano izquierda para identificarse. Su objetivo era infiltrarse en la manifestación y llegar al edificio Chihuahua, lugar donde se encontraban los oradores del movimiento y varios periodistas.


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